María Fernández Rodríguez- 

Mi primer recuerdo es tomar un instrumento afilado y hacer dibujos  a veces en las revistas y libros de mi padre, otras veces en las paredes de mi habitación. Eran círculos, personajes oníricos y criaturas extrañas que mi mente infantil creaba desde que era una niña bajo la divertida mirada de mi padre y la crítica silenciosa de mi madre.

 Después en la pubertad me pasaba las tardes dibujando con tiza las aceras de mi barrio, bajo demanda de mis amigos los personajes de la tele de los 80. La demanda duraría hasta bien entrada la adolescencia.

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No fue hasta después de la muerte de mi padre y de contentar a madre titulándome en  otra formación que pude matricularme en la la Escuela de Arte de Oviedo donde me diplomé en Ilustración en 2001.

Ya había hecho pequeñas incursiones en el mundo de la ilustración con la colección itinerante de la serie de Mitología Asturiana I en 2001 para la obra Social y Cultural de Cajastur a la que siguieron numerosas colaboraciones con editoriales asturianas como Trabe,  con la publicación  de las ilustraciones de la novela infantil "Lina" de Jose luis Rodríguez Alberdi  en 2003,

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